En los pasos de Sevilla Jesús es Cristo y Nazareno, Pasión y
Muerte que cumple sentencia; su Madre, amargura y dolor, puñales que se clavan
como clavos en la Cruz. Sea Palio, Cristo o Misterio, tiene su paso arriba sus
figuras y ornamentos; debajo, su parihuela, corazón de madera con zancos y
trabajaderas, reino de los costaleros.
Carpinteros, orfebres e imagineros hacen del paso retablo
sagrado de evangelio, devoción popular, catecismo cofrade que al pópulo
asombra; debajo temporeros de la Semana Santa de costal y alpargata, hoy
hermanos que al cielo elevan su penitencia.
En la noche y la madrugá
faroles y candelarias iluminan canastas y palios. Debajo, no hay más luz que la
que irradia la promesa y la oración de 40 almas que rezan a la voz del capataz;
40 luceros y estrellas de un firmamento incombustible que como fuego eterno y
sagrado alimenta el cuerpo en cada chicotá.
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